Cuando me viajé
Arrastraba los pies con fuerza por las calles de siempre, conteniéndolos, encauzándolos en los carriles que yo misma había cavado. Contenía mis pasos para que no huyeran, mis pies, uno en cada dirección, y me quedara abierta en dos. En un breve descuido se me escaparon las piernas, y huyó una hacia el frente y...