Y mi travesía fue algo que se le denomina «espléndida»…
Y cumplí mis XV primaveras. Primera vez explorando abiertamente el cielo. Fresco está en mi mente el recuerdo de mi madre, cuando le dije adiós. Oí nuestros corazones quebrarse. Cuando la abracé nuestras almas se unían y al momento de marcharme ellas se quedaron ahí en ese lugar abrazadas. Caminaba, pero cada paso fue desabrido...