LAS ACERAS DE MI CALLE
Digamos soy «una afortunada». Vivo en una calle ancha, sus aceras adornadas por un lado con hermosos árboles de hojas pequeñas y verdes, de donde cuelgan unas florecillas malvas y, entre medio múltiples bancos de madera. Durante la estación invernal, cuando los débiles rayos del sol se filtran por entre sus finas ramas, sirven para...