Los secretos que guardan las farolas
De regreso a casa, la “gacela BH” se precipita sin esfuerzo cuesta abajo. Siento mis manos entumecidas como hormigón armado. Mis dedos helados como barritas de hierro a la intemperie, al acecho de forzar los frenos. Los pies parados presionan ligeramente los pedales. Mi cuerpo tenso, presto a ejercer un impulso y despegar del sillín...