El árbol del camino.
Tras más de siete horas de viaje, empezaba a pensar que todos los árboles del camino eran el mismo. Una y otra vez el maldito árbol aparecía, y le miraba desde el otro lado de la ventana del tren. Quizá algunos expertos en botánica defiendan que los árboles no tienen ojos, pero desde luego ese...