VIAJE HACIA LA INTROSPECCIÓN
Cuando me dirigí hacia aquel tren no sabía en qué dirección me llevaría, pues había cogido un billete con destino desconocido; prefería ignorar su recorrido así como su parada final. Subí dejándome llevada por un impulso. Y al entrar sentí algo extraño que me erizó los vellos del alma. El silencio dejaba oír una respiración...