La vida eterna
Nos dejas creer que nos crees. Y nos miras con esos ojazos tuyos de niña lista, de la niña de tres años que acompañaba a su padre a la barbería para mostrar a la atónita concurrencia cómo leías el diario, cómo habías aprendido a leer sin que nadie te enseñara. Y nos dices que sí,...