No me sueltes la mano
Te observo desde lejos y no sé quién eres. Tampoco sé cómo llamarte, si mi progenitora, tal vez ascendiente o quizás madre. Se me eriza la piel al nombrarte de ese modo tan extraño. En fin eres, lo que eres. Eso que representas y me angustia. Quien me dio, apenas gotas de felicidad y lluvias...