La forja de una vocación
Lo bueno y lo malo de ser el último de una familia de cuatro hermanos es que nadie te hace demasiado caso. Eres el “pequeño” y ya está; apáñatelas como puedas. Los tres mayores nacieron, con precisión casi matemática, con diez meses de diferencia entre ellos. Se ve que lo de la cuarentena no aplicaba...