El mar en sus ojos
El primer día que colocó su mercancía en la acera, a Tomás se le desató el vientre por miedo a la policía. Va para cuatro años ya. ––Y los jardines, tos pa mí. ––¡Vaya un Tomás!––dice el extremeño desde el otro lado del banco –– El que dice la verdad, ni peca ni miente. Tomás ha llegado...