Todo por una bellota
El Terry» conducía coches fúnebres en tiempo de posguerra. En casa le esperaba su mujer y sus 3 hijas pequeñas, pero el no tenía consciencia de ello; llegaba tarde y mal. Ella lo buscaba por las tabernas con la esperanza de que hubiera hecho algún servicio antes de emborracharse como acostumbraba. Su apodo era bien...