Las bolsas de plástico amarillas
París es fría, elegante, distante, insegura, esclava de su belleza. Cada escaparate, cada puerta, puesto de fruta o librería, obedece a la ley de la estética. Su suelo es caro y un milímetro de superficie cuadrada es mirado con codicia. No hay mesas desparramadas en la entrada de un bar, todo está pensado por y para la admiración, el regalo de los...