A estudiar o a lo otro
Siempre que voy a Londres me acuerdo de mi primer viaje. Qué distinto de los de ahora. Y todo por un italiano. Yo tenía dieciocho años cuando le conocí en una discoteca. Era alto, guapo y muy zalamero. Me conquistó con su español macarrónico y con sus ojos verdes. Había venido a Madrid a trabajar...