La mujer que amasa el pan
Acostado en la cama, empiezo a escuchar el caminar de los zanates en el techo de barro. Trato de contener la ira de no lanzar nada al techo para mostrarles mi inconformidad por despertarme tan temprano. Tampoco me interesa abrir los ojos y mucho menos mover un brazo para alcanzar una almohada y lanzarla hasta...