Después de un trago de aguardiente tus besos se convirtieron en una Luna.
Con una tapa contramarcada se cambiaba una nueva botella de aguardiente, fueron cuatro tapas y más de cien tragos de aguardiente los que me hicieron conocer tus labios, cuando la madrugada se acercaba y yo enredada entre tus brazos con una borrachera de amor no llegaba a imaginar que conocería el enigma de tus besos, esos besos que...