NORAH I. El bocadillo
Ahí estaba yo, con mi mano en su pecho y más cerca de sus labios de lo que había estado nunca. Porque desde que nos conocimos en el parvulario, el gesto más amoroso que le recordaba era estirarme de las orejas en el recreo.Desde entonces, todo fueron feos. Supongo que es lo que le correspondía...