Ni tan escarlata
Como todos los domingos, se paró frente al espejo heredado de la tía Amanda, pasó el peine por el encrespado pelo, miró si tenía los dientes limpios y se quedó mirándose con cara de inconformidad. – Ya vamos, se hace tarde- gritó su padre desde el piso de abajo, apurando a todos. – ¡Después se...