La eterna despedida
Lo primero en desaparecer fue su figura. Huyó de mis recuerdos fugazmente, empujada por el caudal de una desmemoria etílica que fluyó irreverente tras aquella noche de enero. Lo siguiente fue su nombre. Una difusa amalgama de letras que, a las pocas horas, fue imposible ordenar para mí. Las vocales cambiaban de sitio, las consonantes se...