Virgen
Ella lo miró con ternura. Era lo único que podía hacer por él en esta despedida. Apenas tenía 22 años. –No quiero lastimarte más; mañana seré de otro. Para siempre. –No es justo lo que haces, quién contra Dios– reclamó él todavía adolorido por las palabras. –He tratado de explicarte, pero no me escuchas. Sólo...