Apapacho
Llegó septiembre reventando en capullos los rosales, el romero, lilas, amarillos y limoneros. Solo faltaba la higuera. Ella brotaba en hojas gigantes, le crecían dedos verdes y sus manos marrones llegaba a tocar el cielo, pero… no tenía ninguna flor. Pedro se sentía triste por ella y pensó, ¿será un árbol que no le gusta...