Gracias, Bulimia
Ahí estaba, frente al espejo y sin reconocerme. ¿Cómo habría podido cambiar tanto aquella piel? Cuyas cicatrices no eran compañeras, sino enemigas de un miedo feroz que me devoraba. Bulimia, lo llamaban. Y yo, entre tanto, sin poder escuchar ni pronunciar mi nombre. Intentando lidiar con mis pasados inconclusos hacia un futuro tan incierto que...