Chocolate y vino
Entramos en un espacio enorme, oscuro y casi vacío. Su techo desmesuradamente alto, la penumbra y el eco de cada paso que dábamos engendraban injustificadamente temor y al mismo tiempo un respeto casi religioso. Todos en silencio escuchábamos la voz grave del guía que se repetía infinitamente. El olor de la madera imbuida de alcohol...