Sí me lo permites.
Sin remordimientos pero con precaución me acercaré a ti, dejaré llevar mis adustas palmas al resplandor de tu sentir en compañía del tacto por entre tus dóciles e irascibles sendas, acariciaré de ellas, y por ellas lograré recorrer todo aquel limitante deseo que alguna vez pude tener. Llegaré a tu pecho y en comitiva con un ósculo podré conceder...