Voy a morir incrédulo
Lluvia que cae en los arrabales de esta inmensurable inanición me atrapa sin desconcierto alguno. Es un goteo que como sonajas de pimpinas de gas arrullan al vecino que a golpes apacigua su tormentosa noche llena de presagios de intranquilidad. Ni un segundo deja un vacío; una gota a la imaginación. Es constante y precavida,...