AROMAS QUE MATAN
Mi naricita, sensible se irritaba en un violento estornudo, que refrescaba de gotitas infames, mi prolijo bigote ¡Habráse visto, semejante insolencia! Querer tentarme con el aroma de un fino roquefort. Cierto y sabido es mi gusto por el sagrado queso azul, pero después del trágico destino de mi querido tío Bernardo, bien bruto sería yo, de aceptar...