Los últimos hombres
Sentía frío, hambre y una sensación de vértigo; pues, mientras mi compañero porfiaba contra las débiles ramas para abrirse paso en nuestro penoso avance, yo giraba la cabeza sin poder escapar del panorama de copiosa arboleda agostada. Avanzábamos distanciados hollando una tierra ignota. En ausencia del Sol una lumbre gris emanaba de un cielo sin...