Las manos recuerdan
Mis manos, algo pequeñas, demasiado suaves, no hacen justicia a las manos que las han precedido. Si se estrecharan, no se reconocerían. Tanto de hombres como de mujeres eran manos endurecidas por la recogida de espigas, de forraje y de madera, por el manejo de la azada y por los pellizcos del arado. Y a...