Mi nombre es Santiago Benevento, soy un hombre como cualquier otro, tal vez algo mas sarcástico de lo normal, pero con ninguna seña particular ni algo interesante que decir… hasta hoy; mi trabajo consiste en documentar información de distintas empresas, lo se, nada realmente interesante, pero si hoy escribo esto es porque este ha sido el día mas angustiante de toda mi vida.

Como casi cualquier adulto, trabajo en un lugar que no me llena del todo para que yo y mi mascota podamos comer; mientras coexisto con mi gato «Botas» y mi sueño frustrado de ser escritor, el cual parece tendrá una segunda oportunidad, me desperté para alistarme e ir a trabajar, un poco tarde.

Al llegar al edificio donde trabajo pude ver uno de esos grandes letreros que cuelgan de los edificios enrollado, intrigado, busque a mi compañera Erandi para preguntarle sobre este, por lo que me aproxime a nuestra zona de trabajo, dándome cuenta que ahora se encontraba llena de cubículos, y los altos mandos nos habían citado en para una pequeña conferencia.

– Vaya, al menos esta vez nos dirán que paso.

Bromee en voz alta, pues hace unos días se llevaron la cafetera del comedor, sin decir nada.

Ya en la sala de juntas, pude conversar con Erandi, quien, como yo, parecía no saber nada; De un momento a otro, los murmullos que llenaban la habitación cesarían para darle la bienvenida, de alguna manera, a nuestro jefe, Dave Ross, que emocionado nos explicaría todo acompañado de una presentación.

La empresa había invertido en los primeros trabajadores robot, maquinas que podían transcribir la información del papel a la computadora con mas rapidez que los trabajadores menos productivos, por si no fuera suficiente, Dave dijo que cinco de estos trabajadores serian despedidos para probar a las primeras cinco maquinas, al principio, no me preocupe, pues siempre fui muy veloz con el teclado, pero en mi mente solo podía repetir «las primeras?», antes de siquiera responderme si «acaso sugiere que habrá mas despidos?» Dave siguió diciendo que cubrió la oficina con cubículos para evitar contagios y distracciones, pero, para mi, esto pasaría a ser una excusa cuando agrego que también contaba con una cámara que regularía nuestra productividad, sin saberlo, ya habían respondido a mi pregunta.

Al salir de la conferencia que, mas bien, parecía aviso de un nuevo régimen de un libro de Orwell, me aproxime a mi cubículo conformado por cuatro paredes de un verde pálido con una puerta, con el espacio justo para el escritorio y una silla, donde comencé a trabajar pensando en quienes eran los cinco trabajadores menos productivos de la empresa, llegando a la conclusión de que uno de ellos estaba a mi lado, a menos que los nuevos espacios entre cubículos nos hicieran sentarnos en otro lugar, Thomas, un chico bromista que no pasaba mucho tiempo tecleando y que decía tener desmayos o algo así con la presión, me pareció gracioso cuando lo conto, pero ahora pienso en que no sabia si era broma.

Creyendo que podría identificar entre una maquina y una persona, pare la oreja mientras tecleaba en mi computador, pero lo que escuchaba no aclaraba nada, solo eran tecleos, lo que me hizo preguntarme si estas maquinas serian mas como una digitalizadora tipo escáner o seria como una maquina de escribir automatizada, como sea, creí que seria mejor dedicarme a trabajar y guardarme esas dudas para el comedor.

Mientras tecleaba, pude escuchar como bajaban la lona que vi al llegar, oscureció un poco el lugar, pues cubría nuestras ventanas, pero nada que Edison no hubiera resuelto ya hace años, sin embargo, cuando escuche algunos tosidos nerviosos, recordé que uno de nuestros compañeros, Virgo o algo así, tenia Claustrofobia, por lo que, a los pocos minutos, Dave iría a preguntarle:

– todo esta bien?

– Si, solo… necesito aire.

– Por supuesto… Claustrofóbico, verdad? ven conmigo.

Trate de escuchar sin dejar de teclear, por lo que al poco rato, olvide el tema, hasta que al cabo de un buen rato, la Sra. Ceci, nuestra cocinera de la cafetería, toco a mi cubículo para dejarme un plato de comida.

– Vaya, y cuando la visita conyugal?

Bromee, pero ella se fue en cuanto recibí el plato, mire el reloj y note que había dado la hora de comer «Acaso nos harán comer dentro del cubículo?», bueno, creo que pudiste deducir que la pregunta no fue muy lista.

Mientras comía, trate de responder algunas de mis preguntas, llegando a la conclusión de que a mi lado había una maquina, pues Thomas tenia una manía muy rara, chistaba tonadas al ritmo de las teclas, ruido que no escuche en las horas que llevaba aquí; Sin embargo, no podía evitar pensar en que Ceci no podría ser reemplazada por una maquina, por lo que Dave les habrá prohibido distraernos, pero porque? es hora de comer o no? Mi pregunta seria interrumpida y contestada por la misma Sr. Ceci que me pediría mi plato casi vacío, tampoco podremos demorarnos mucho al comer.

Después de unos cuantos minutos tecleando, escuche a la maquina de mi lado ir cada vez mas lento hasta escuchar un golpe seco y pesado que me haría pensar que su plan de reemplazarnos fracaso; Después de pocos segundos, seguí tecleando y disimulando mi cara de satisfacción mientras escuchaba a Dave entrar al cubículo diciendo:

– Debes estar bromeando, esto me costara un ojo de la cara… Veré que puedo hacer, amigo.

No supe como reaccionar, o si hacerlo, la cámara podría escuchar el ruido y distinguir la alegría en mi cara con el suceso? o simplemente vería una mueca en mi cara como recordando un chiste? Ya no importa, ya nos han llamado para salir en orden alfabético.

Gracias a mi apellido, pude ser de los primeros en salir, por lo que fui hacia mi vehículo lo mas rápido posible, solo para notar que no estaban los de Thomas y Virgo, fueron despedidos? Y si el golpe que escuche fue Thomas que no bromeaba con su enfermedad? Que hizo Dave con el? Demonios necesito encontrar otro trabajo

Este fue el primer día, seguiré reportando.

FIN.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS