La renuncia
Amada Katrina, Siento abandonaros así. No he tenido agallas para despedirme en persona, ya que vuestra simple presencia me haría reconsiderármelo; aún así, tengo la necesidad de explicarme. Me impusieron esta singular aventura como castigo por mis impertinencias. Una noche, paseando junto al rio Hudson, vi un muerto flotando. Como siempre, informé a comisaria para...