Plegaria para un viejo amigo
La lejanía del desarraigo me sumerge en un tormento interminable, y extraño con locura a mi Buenos Aires querido. Las horas son días y los minutos se aferran con una crueldad dèspota y feroz. Y en un intento por mantener la cordura me aferro a una postal en la pared de esta miserable prisión, que...