Perfil público

Soy Anna. Mujer de nombre común y carácter único.

Nací en una calle peatonal del barrio de Gracia de Barcelona. Una calle estrecha, animada y ruidosa. Una calle dónde los olores se mezclaban sin harmonía. El olor de los raquíticos arboles mandarineros, el de las cacas de los perros de inconsiderados amos, el de la pizza recién hecha a todas horas, el de los perfumes de los transeúntes, y el de los vómitos y pipis de los borrachos.

Cuando nació mi hermana nos mudamos a un bonito y corto pasaje en el barrio de Sarriá, en la misma ciudad. Un callejón desconocido que ni los taxistas encontraban en los mapas. De bonitas amplias casas y con mucho verde. Una calle que olía a limpio. Una calle a la que años más tarde invadirían con una apestosa gasolinera en la esquina.

De mayor he vivido en muchas calles, calles con nombres extranjeros, calles que olían a mar, calles en las que la lluvia y el frio eran el pan de cada día. Calles con una pendiente tan pronunciada que me impedían respirar por la nariz al subirlas. Calles en el centro, calles en las afueras, calles desiertas y calles que nunca descansan.

Enamorada de caminar e ir en bicicleta, disfruto de las calles desde siempre, aunque me cueste barbaridades retener sus nombres o volver a encontrarlas cuando las busco. Me gusta especialmente descubrirlas y compartirlas. Pero con el tiempo, estoy aprendiendo que lo que me gusta más de las calles es imaginarlas para luego describirlas sobre el papel, inventándome así las historias de personas ficticias que viven en ellas.