La anfitriona
En la vieja casa de los abuelos ya no vivía nadie. Mi tía, la última en habitarla, se había mudado meses atrás y ahora habíamos decidido ponerla en venta. Yo, que pasaba la mayor parte del tiempo en otra ciudad, me ofrecí voluntaria para recibir a un agente inmobiliario una mañana temprano aprovechando mis vacaciones....