XIII Premio Joven de relato corto El Corte Inglés Organizan: Ateneo Navarro-Nafar Ateneoa y Ámbito Cultural, de El Corte Inglés de Pamplona. Con la colaboración de Fundación Escritura(s) y Diario de Navarra

Convocatoria cerrada

244participaciones

XIII Premio Joven de relato corto El Corte Inglés

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Admisión de originales: del 4 de mayo al 2 de agosto

Periodo de votaciones: del 3 al 31 de agosto

Fallo del Jurado: en la segunda quincena de octubre (retrasada la fecha inicialmente prevista)

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MI FUTURA MADRE 

Podría empezar contándoos el mañana pero no sería real si no ilusorio. Aunque al menos para mí no. Los hilos que se mueven por las distinta sendas de la vida se unen en forzados entramados y aparentemente dolorosas retículas para formar imágenes nítidas y brillantes ante mí. Pero cualquiera sabe que lejos de lo difícil...

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27

76

OSCURO AMOR 

Era pasada la media noche y encontré una llamada perdida de mi enamorado, me pareció raro recibir una llamada a esas horas de la noche. Así que decidí devolverle la llamada y lo más raro es que nadie me contesto de vuelta. Tenía miedo a lo que pudiera estar pasando, intente llamarle una docena de...

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42

89

La Realidad De Las Cosas. 

La música del fondo retumbaba suavemente en las estrechas paredes del bar. Rodrigo no podía despegar la mirada de una joven mujer que lucía magníficamente una minifalda en un sobrio color vino. Su corta falda terminaba por debajo de donde sus muslos perdían el nombre. Su cabello de fuego y sus largas piernas bronceadas enfundadas...

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25

73

El Astronauta 

Reynaldo Rivera

16/05/2020

Si debo comenzar hablando de mi abuelo, diría que es una suma de experiencias y errores del pasado que marcaron su vida, tendría que ser honesto reconociendo que no fue del todo honesto consigo mismo, con lo que quería y esperaba para sí, con sus sueños; esos sueños que me contó tuvo de niño, esos...

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28

115

La terraza. 

Aidaly Ochoa B.

19/07/2020

Día 1 Salgo corriendo. Pero esta vez salir corriendo no significa que, en uno de mis arrebatos habituales, salgo de debajo de las cobijas, rebusco entre mi desorden personal las pocas cosas que suelo meter en la mochila, cojo mis llaves y salgo por la puerta del piso hacia la calle. Eso se acabó. En...

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46

145

El poder de la palabra-DN 

Beixi Ausin

17/07/2020

Todos los seres vivos tanto animales como humanos poseemos diferentes maneras de comunicarnos ya sea mediante sonidos o palabras.  En el caso de los humanos, hemos ido evolucionando con el paso de los años desarrollando y adquiriendo conocimientos además de vivir muchas experiencias que nos han ayudado a crecer como personas, a sobrevivir y adaptarnos...

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114

588

Hasta que sople el viento–DN 

Martín Sotelo

01/08/2020

¡Valentía y coraje! —gritaba siempre a su tripulación el capitán River. Mientras que su voz grave y su casaca verde esmeralda le hacían el más temido de todos los ríos, su hermano era quién infundía terror en los mares. Ambos piratas mantenían una rivalidad acérrima a pesar de su vínculo familiar. River era respetado y...

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104

Naróm, el cazador de instantes. 

Jorge Segovia

17/05/2020

Con Naróm me encontré una sola vez, no hace falta más de una vez para conocer a las personas. Apenas nos presentaron, estrechó mi mano con una seguridad que no había sentido antes y mirándome a los ojos dijo: — Naróm, el cazador de instantes, un gusto. Debo admitir que el saludo me produjo por...

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58

151

El Gato 

Jorge Monterrey

05/06/2020

Rumbo por las viejas calles de la ciudad, en la medianoche del invierno, los hombres vagan con escepticismo hacia sus alejadas casas, son sombras que tan solo son iluminadas por el Monstruo del millón de cabezas, sus almas desechas vagan hacia las puertas de sus respectivos hogares y muy dentro se callan. Las fábricas abren...

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36

102

La ultima Carta de Amor. 

Un Poeta Triste

10/06/2020

¿que le digo al corazón cuando Mire que ya no estas Cerca? Cuando me pregunten que : ¿si Aun te amo? y diga:  ¡NO! ..con lagrimas en la cara. Cuando El Lapicero no quiera escribir Por que.. Su Musa dejo de ser Su Musa. Por que lo que era Amor hoy se tiñe de recuerdo ,...

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22

897

Esta es mi historia 

Jonás Weimann

17/05/2020

– ¿Qué? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi cuerpo? No logro ver nada, solo un par de pequeñas manchas negras ¿Qué me ha pasado? No lo recuerdo. Me encuentro en una especie de lugar blanco y vacío. ¡Se está llenando de cosas a medida que hablo! ¿Qué está sucediendo? Las pequeñas manchas se multiplican....

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32

109

borradorLA ENTREVISTA. Hector Cisterna Aquí estoy sentada en la terraza de mi casa mirando el mar. Me gusta observarlo en el atardecer, cuando la suave brisa veraniega agita levemente las ramas de los árboles. La hora del mayor calor ya ha pasado, espero pacientemente que el sol vaya bajando en el horizonte, y se empiece a teñir de color el agua; me emociona cuando el sol se va sumergiendo, como una naranja gigante que se apaga en las aguas del océano, así se apacigua mi espíritu. Así, con estas palabras me recibió Clarisa Echeverría cuando llegué a su casa para entrevistarla ese día treinta y uno de diciembre. Mi jefe me había encomendado esta misión hacía varios días, pero yo había dilatado la entrevista hasta hoy 31 de diciembre, pensando quizás en darle un mayor simbolismo, además, sabiendo que ese fin de año lo pasaría sola, y yo que también estaría solo, podría servirle de compañía. Ella había sido una persona importante en el desarrollo de esta ciudad balneario, fue la primera persona que se preocupó de los niños abandonados, fundando el primer hogar para ellos. Además, fundó varios centros de perfeccionamiento para jefas de hogar de escasos recursos. Fueron muchas las familias que mejoraron su vida gracias a ella, siempre su preocupación fueron los más pobres. Contó con el apoyo de su esposo, un distinguido abogado, al que también le preocupaban los desamparados. Ahora, a sus noventa y tres años, viuda desde hacía cinco y alejada desde un tiempo del quehacer social, nadie se acordaba de ella, como sucede con casi todas las personas cuando llegan a la tercera edad, sin reconocerles muchas veces que el progreso actual se debe a la labor desarrollada por ellas. Por eso el director del periódico consideró importante entrevistarla en el aniversario de la fundación de esta ciudad. Hacía poco más de un mes que yo había empezado a trabajar en el periódico, ahí tendría que hacer la práctica y elaborar la tesis, condición necesaria para obtener mi título de periodista. Cuando mi jefe me encomendó la tarea de efectuar esta entrevista, sentí temor, tendría que entrevistar a una persona importante, que además tenía edad suficiente para ser mi abuela; me asustaba la idea de cometer algún exabrupto, o de no saber enfocar bien las preguntas para obtener una respuesta adecuada de una persona que yo no conocía. Ya en el momento de la presentación me di cuenta que estaba frente a una mujer de un carácter excepcionalmente afable y con gran lucidez de pensamiento, lo que me tranquilizó e hizo que mi labor fuera muy grata. Caminaba lento, pero con gracia y elegancia, su pelo plateado brillaba con el sol del atardecer, sus ojos verdes mostraban ternura. Me invitó a sentarme junto a ella en la terraza. Tiene usted un hermoso jardín, comenté, como para distender el momento. Ella me miró diciendo – yo no tengo ingresos para tener un jardín así, pero todo tiene su historia -. Y continuó, – cuando mi esposo y yo éramos jóvenes, teníamos un jardinero que estuvo muchos años con nosotros, mi marido le regaló el ahorro previo para que adquiriera su casa y lo ayudó para que su hijo pudiese ir a la universidad. El joven aprovechó muy bien su oportunidad, y hoy tiene una empresa de diseño y confección de jardines; cuando murió su padre él continuó manteniendo nuestro jardín, nunca ha querido cobrar, dice que esto es para él una deuda de honor. ¿Usted tiene hijos?, pregunté; sí, tengo dos, respondió, mientras tomaba entre sus manos una pequeña ánfora que estaba sobre la mesita de la terraza, luego, al ver mi cara de interrogación, dijo – esta ánfora contiene las cenizas de mi esposo, yo sé que no son nada más que cenizas, pero es lo único tangible que queda de la persona con la cual compartí algo más de sesenta años de mi vida. Pero volviendo a mis hijos, te dije que tengo dos, una mujer y un hombre; Esteban vive en Santiago, me llama una o dos veces al mes, siempre me dice lo mismo – hola mama, ¿estás bien?, ya sabes, cualquier cosa me llamas y corta -. En el verano viene no sé si a verme o me usa como excusa para venir a la playa, porque en los quince días lo veo solo un momento en las noches, pues pasa con su mujer y su hijo casi todo el día en la playa. Mi hija Natalia, vive en Francia, viene una vez al año a verme, ella sí viene a verme, me maquilla en las mañanas, acaricia y peina mi pelo, pone crema en mis manos, las toma y me conversa, luego me lleva a pasear, almorzamos en algunos de esos restaurantes con terraza junto al mar, luego caminamos por algunas avenidas, admirando la belleza de las flores de jardines ajenos, en la noche se acuesta a mi lado, besa mi frente y se queda junto a mí hasta que me duermo, en la mañana desayunamos juntas, en los diez días de su permanencia siempre está conmigo. Cuando ella se va, mi única compañera es la soledad. El resto del tiempo lo paso pensando, antes me entretenía tocando el piano, pero ya mis manos no me acompañan, también me visitaban las personas que dirigen los hogares que yo fundé, o alguna gente de las instituciones que dirigí, pero de un tiempo a esta parte ya nadie me visita, todas mis amigas han fallecido, hace dos meses una de ellas se suicidó. Yo no comparto la idea del suicidio, porque considero que la vida es un regalo de dios o de la naturaleza, según sea tu creencia, y los regalos se cuidan y conservan, no se desechan. La última amiga que está con vida, está en un hogar, hace un tiempo fui a verla, fue terrible, ella no conoce a nadie, ni siquiera sabe quién es ella, no fui más para no deprimirme. Estoy consciente de que mi época ya pasó, lo que debía hacer por la ciudad ya lo hice, las personas a quienes ayudé fue porque lo merecían, creo que cumplí con la premisa de ser una buena ciudadana, ahora hay que dejarle el paso a gente más joven que tiene más y mejores ideas, ellos son los indicados para continuar las obras que los viejos empezamos, de ellos depende el presente y el futuro, yo soy el pasado, solo una anciana esperando tranquilamente el fin de su vida. Tengo una joven que se encarga de todas las cosas de la casa, ella es tímida y solo me habla lo necesario, pero me atiende muy bien, yo la dejo ser como a ella le agrade, me interesa que se sienta cómoda y sea feliz. Luego, cambiando de tema, dijo ¿tú de dónde eres?, soy de Chillan respondí; ¿dónde vas a pasar el año nuevo? No sé, no conozco a casi nadie. Si quieres quédate aquí, hay un cuarto para huéspedes, desde esta terraza se ven muy bien los fuegos artificiales, después, si quieres salir, hay una llave sobre la chimenea por si vuelves tarde. Eran casi las nueve de la noche, la joven encargada de la casa trajo a la mesa varios platos, una especie de buffet frío y dos copas de champagne, luego de eso le dijo a Clarisa que se retiraba, se despidió y quedamos solos en la terraza. Me agradaría que te quedaras, dijo, para no pasar nuevamente un año nuevo sola. Decidí quedarme. La verdad, no tenía donde ir pues no conocía a nadie en la ciudad, la conversación fue fluyendo sin prisa, Clarisa me contó anécdotas y sucesos de su juventud, como cuando a los dieciocho años había sido elegida reina de la fiesta de la primavera; no me di cuenta de la hora hasta que empezaron a sonar las sirenas de los barcos y las campanas de las iglesias, anunciando la llegada del nuevo año. Abracé a Clarisa y mientras lo hacía tuve la sensación de estar abrazando a la abuela que no conocí, bebimos un poco de champagne, deseándonos mutua felicidad, luego nos dedicamos a ver los fuegos de artificio, el cielo de la bahía se iluminaba de brillantes y variados colores, el estruendo de las explosiones seguía a las cascadas de luces, el cielo estaba lleno de estrellas que se confundían con las luces de los fuegos de artificio. La vista era maravillosa, poco a poco fue disminuyendo el ruido y las luces se fueron apagando, el espectáculo había llegado a su fin. Clarisa se puso de pie. Gracias por acompañarme, dijo, fue una hermosa velada, ahora iré a dormir y acompañada de su bastón se encaminó a su dormitorio. De pie en la terraza yo tenía sentimientos encontrados. Encendí un cigarrillo, cosa que no había hecho antes por respeto. Era el primer año nuevo lejos de mi familia, pero por otra parte sentía que había vivido un momento importante en mi existencia, al estar junto a una persona excepcional. Ella me había contado la mayor parte de su vida, siempre tratando de seguir los impulsos de su conciencia y los deseos de su corazón; había intentado ayudar a su prójimo sin esperar recompensas ni homenajes, ahora, en la última etapa de su vida, estaba tranquila con la certeza del deber cumplido. Desde la terraza escuchaba a lo lejos la música de fiestas ajenas, terminé el cigarro y me fui a acostar, tratando de ordenar mis pensamientos por todo lo vivido ese día. El sol entraba a raudales en mi dormitorio cuando desperté; me bañé y vestí rápidamente y caminé hasta el salón. En ese momento se abrió la puerta y entró la joven encargada de la casa, quien me saludó diciendo -le prepararé desayuno y se lo llevaré a la terraza. Me encaminé hacia allá, estaba abriendo el ventanal cuando regresó la muchacha y presurosa me indicó que la siguiera, llegamos al dormitorio de Clarisa, abrió la puerta, pero Clarisa ya no estaba, solo estaba su cuerpo en el lecho, con las manos cruzadas sobre su pecho, y en ellas aprisionada el ánfora. Me acerqué a ella, cerré sus párpados, su rostro reflejaba paz, se había ido casi junto con el año viejo, en silencio, sin estridencias, consciente de que su tiempo había llegado a su fin. Mientras tanto, la mucama había sacado del velador de Clarisa un archivador, lo abrió y fue hasta el teléfono, hizo varias llamadas, lo que me indicó que Clarisa tenía todo organizado. Pasados unos quince minutos llegó el medico que certificó la defunción, más tarde, la gente de la funeraria pusieron a Clarisa en el ataúd y lo ubicaron en el centro del salón, con un ramo de rosas rojas sobre él y algunos candelabros alrededor. Empecé a sentirme como un intruso, por eso cuando llegaron más personas, entre las que intuí estaba su hijo, miré por última vez su rostro en el ataúd, tomé mi grabadora y mi libreta de apuntes y me retiré. Caminé por una avenida adornada con palmeras. En esa ciudad casi desconocida para mí las calles estaban desiertas, solo algunos trasnochadores cantando interrumpían el silencio, los municipales encargados del aseo recogían los vestigios de la noche de fiesta, para que la ciudad recobrara su cara amable. Me dirigí hacia las oficinas del periódico llevando en mi mente la imagen imborrable de una mujer que me había dado la más hermosa lección de vida 

LA ENTREVISTA. Hector Cisterna Aquí estoy sentada en la terraza de mi casa mirando el mar. Me gusta observarlo en el atardecer, cuando la suave brisa veraniega agita levemente las ramas de los árboles. La hora del mayor calor ya ha pasado, espero pacientemente que el sol vaya bajando en el horizonte, y se empiece...

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