Everest-DN
«No se puede hacer nada. No se puede hacer nada», esas palabras retumbaban una y otra vez en mi cabeza. Iba andando lentamente por el tortuoso sendero hacia la cumbre. No faltaba mucho. Una hora a lo sumo, calculaba. Sin embargo, las fuerzas comenzaban a fallarme. «¿Lo conseguiré?», me preguntaba. Había invertido tanto esfuerzo en...