Sin decir adiós.
Sabía que cada vez que soñaba con ella todo lo veía borroso. Lo sabía porque me preguntó por la razón hace mucho tiempo. Sigo recordando su carita redonda, llena de lágrimas, preguntando por qué no podía ver a mamá. El día que se fue, esa mujer dejó a su hijo de 5 años llorando, gritando...