No hacía falta, mujer
Tenían razón, y eso me repugnaba. De los cuatro que quedábamos solo yo recordaba el significado de la esperanza, de la verdadera esperanza. Tampoco podía odiarlos, era decisión suya, pero eso desmoralizaba. Les decía que la situación cambiaría, que la República se mantendría erguida sobre todos nuestros esfuerzos. José era el peor de todos, su...