La calle Larios. Ayer, hoy y mañana.
Hace solo unos meses Patri interrumpía mi ducha mañanera tocando el portero electrónico de forma insistente e irritante. Envuelta en un albornoz le abría la puerta con fingido mal humor y acabábamos tomando el primer café entre risas y confidencias. Ahora el ruidito del móvil igual de molesto, pero menos gratificante me avisa que ella,...