Sí, es tuya.
Quitame esta terca desesperación, sal de mis sueños, de lo más profundo de mi alma. Por qué eres dulce recuerdo y a la vez agonía interminable, por qué disfrazas tus espinas con tu encanto creíble y me dañas tanto que sangras mis ojos con sólo imaginarte. Tú mi dolor, mi más grande inseguridad, haces que...