Mis dos personas favoritas

Mis dos personas favoritas

De niña, cuando me caía de la bici y mis rodillas se raspaban, aunque un dolor lacerante provocara mi desconsuelo, mi padre estaba allí para levantarme de inmediato, y mi madre curaba mis heridas con manos expertas, exiliando al dolor y al miedo a un lugar muy lejano…

Más tarde, el día que mi primer novio eligió llevar a mi mejor amiga al baile de graduación en lugar de a mí, mamá le pinchó las ruedas del coche, por lo que ambos traidores tuvieron que volver a sus casas andando, mientras papá y yo bailábamos, convertidos en los reyes del baile.

Incluso la primera vez que mi marido me levantó la voz, seguida de un atemorizante puño, mi padre se presentó con la policía, mientras la vecina salvadora tranquilizaba a mi madre, ofreciéndole una tila para evitar que la cosa pasara a mayores…

Ahora, protegida de un aire contaminado por la última mascarilla existente, que me colocaron a la fuerza, dejándome atada a una silla hasta que lleguen los purgadores, alertados por la hoguera que encendieron mientras morían, protegiéndome por última vez; no puedo más que imaginar la desolación que me espera en un lugar donde ya no estarán mis dos personas favoritas…

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