CONFINAMIENTO FATAL
Cuando llegó la orden de confinamiento, dudé si hacerlo en casa de mis padres o en la de mi novia, morada de los fines de semana. Esa mujer me convenció para recluirnos juntos, vendiéndomelo como días de gloria y noches de pasión. Groso error. Comprábamos por Internet y no teníamos perro. El portero bajaba la...