El duelo invisible
El pasado 12 de marzo, en que cumplía 91 años, tuve la oportunidad de felicitar y hablar con mi madre, en un estado de repentina mejoría y lucidez. Pese a los crecientes controles de las visitas impuestos por el coronavirus, conseguí un permiso especial de la directora de la Residencia, donde llevaba un mes ingresada...