Morir sí, pero aún no
Sus ojos se agrandaron. Su mirada cambió. El cigarro que tenía en la boca apuntó hacia el suelo. Podía verla, como cada día, ya no con el aroma del café recién colado sino en la pantalla de escasos centímetros de mi celular. Ella me decía que no tenía miedo a morirse, que sus 86 habían...