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Y se dieron un beso con el covid en los labios
club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
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Semillero de historias de cuarentena Plazo de envío de las participaciones (hasta un máximo de 3) hasta el 1 de mayo (hemos ampliado el plazo)
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Y se dieron un beso con el covid en los labios
Una semana de Pascua decidí hacer ayuno solo en casa para curarme de un mal que he olvidado. Lo duro no fue el hambre, ni la soledad, ni el silencio que me retumbaba en la cabeza. Lo difícil era sentirme diferente, excluido, raro. Adelgacé cuatro kilos que no me sobraban y cumplí con mi misión...
Y ahí estaba yo, sin saber que hacer mientras pensaba y pensaba en cómo protegerme. Las mascarillas se agotaron en las tiendas, en las farmacias, en todos lados. Y ahí seguía yo pensando en cómo hacer para salir a trabajar. Busqué en internet y encontré información de cómo hacer una máscara casera, diferentes técnicas, distintos...
Es raro ver tan pocos seres humanos, están recluidos. No los veo, están escondidos. Los edificios están vacíos y silenciosos, en una tranquilidad perturbadora donde no se siente el calor de la especie, siento más frío que de costumbre, hace falta abrigo. Ya no escucho a los niños jugar en las calles, las plazas solitarias...
Después de darme un baño de agua tibia, me paré frente al espejo aún empañado. Como por inercia al no ver mi reflejo dibujé con el dedo índice una cara feliz que se fue desfigurando con las gotas que escurrían lentamente. Una toalla celeste bordeaba mi cintura mientras caminaba hacia la habitación dejando mis huellas...
Estando encerrado durante la cuarentena, uno pasa por numerosos estados anímicos, desde la depresión al aburrimiento; desde la esperanza, a la resignación y, luego enseguida, a la ansiedad y la rebeldía. También piensa uno de todo y sobre todo: sobre el trabajo y el alquiler; sobre la comida y las tareas domésticas; sobre la muerte...
“Lavaos las manos todas las veces que podáis.” “No salgáis de casa a no ser que sea imprescindible.” “Mantened la distancia de seguridad.” “Evitad tocaros los ojos o la boca con las manos.” -Mamá, por favor, ¿podemos apagar un rato la televisión? ¡Qué alivio! Me llega una notificación de Gmail: Francés: Tenéis que hacer una...
Es la primera vez que cae en la cuenta: en el tercero, justo a la altura de su ventana, vive una mujer de unos setenta años, y parece que vive sola. En el segundo, una familia de tres niños, los padres y la abuela. Ayer, cuando se asomaron para los cinco minutos de aplauso homenaje...
— ¡¿A dónde vas?!— me gritó con su voz ronca como lo hacía cada vez que me iba de casa. No le respondí; esta vez sus palabras se clavaron en alguna parte de mi cerebro dejándome paralizado en el quicio de la puerta. Instintivamente, recordé qué era aquello que me llevaba a salir y, muy...
Cuarentena – día primero. Querido diario, siendo las cuatro de la mañana del tres de marzo del veinte veinte, me despierta el hijo de mil putas de un mosquito. El problema es que su zumbido interrumpe mi sueño. Me conozco y sé que no volveré a pegar un ojo hasta la hora de la siesta....
Imprescindible utilizar ropa usada al menos durante una semana, de modo que, al volver, vaya todo directamente a la lavadora. Guantes y mascarilla pueden ser atavíos pertinentes, más no indispensables. Si no dispone de ellos, puede enrollarse la bufanda más gruesa que tenga, dándole las vueltas precisas para que el conjunto de orificios frontales que...
Una poderosa amenaza nos limita en todo lo que creíamos tener completo control, vino a sacarnos de nuestra zona de seguridad, llegó sin avisar para evitar que estuviésemos preparados, sin duda alguna esta catástrofe tiene un crudo propósito. Obligados a estar en casa, a reinventarnos, a crear, a compartir con nuestro núcleo familiar; mientras nos...