EL ÚLTIMO CRUCE
La calle frente a mi casa es un sendero de tierra y sembradíos que se abren hacia un horizonte. He llegado a este lugar cuando los días soleados han conjurado el invierno. Sin embargo, las noches castigan la ilusoria estampa primaveral con un frío intrusivo, que me hiela los huesos. Desde el amanecer se posa...