Domingo, 6 de agosto…
No era Berlín, ni las calles vueltas junglas en primavera. No era su aroma fresco mezclado con el humo del pitillo, ni era el ruido, ni el silencio que coexistían en aquella ciudad. Era yo. Era el sentimiento que me venía cuando iba por aquellas calles de artistas y cafés coloridos y entonces, me sentía...