Perfecta desconocida
La calidez de sus ojos almendrados me atravesó de parte a parte en apenas un suspiro. El teléfono sonó tres veces antes de que mi abuela atendiera la llamada. Los dos primeros tonos se perdieron entre las últimas imágenes de un dulce sueño infantil, pero el tercero logró traspasar la espesura de la inconsciencia. Revoloteó...