Después de la tormenta
Laura miró por la ventana de su cuarto. No vio ninguna nube en el cielo ¡porfín! Dejó el paraguas y salió a esperar el tranvía para ir a su cita. Muy pronto lo vio llegar. Se subió y como había pocos pasajeros, una vendedora ambulante se le aproximó: -Disculpe, ¿por casualidad desea un paraguas? Laura...