Mi amada Rosita
Recuerdo a mis seis años, un patio grande, hojas frescas, la casa con mi numerosa familia y tu gran sonrisa mi hermosa Rosita. Estuviste ahí desde siempre al concederme Dios la vida. Tu increíble disposición para jugar conmigo me hacía sentir que siempre estarías ahí. Me divertían tus ojos grandes, que se abrían sorprendidos cuando...