Aquí
«Quiero ir a Japón». Lo pienso, lo deseo, casi siento que lo necesito. Pero no puedo ir, o es que no quiero. Los idiomas, los malditos idiomas. ¡Ah! Y el precio. ¿Y cuándo voy? Y si a Japón me da qué pensar… ¿Nueva Zelanda? ¡Qué paisajes, qué naturaleza… qué lejos! Mejor algo más cerca, sí....