Viajar para huir del miedo. Llevar mi desolación a paisajes desolados. Enterrar el dolor en una playa y que el agua se lleve mis coordenadas. Hollar las islas prohibidas y tomar su coral para mi tumba. Ser vivac en sus brazos y despedirnos con el sabor de la fruta en los labios. Quiero plantar mi temor en los campos de exterminio y las fosas comunes. Y saber que si termino el viaje con el corazón henchido y las monedas tiradas a las fontanas… Si termino así el viaje, no habrá sido en vano.

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