Justicia por mano propia
No entendía lo que había pasado. Mis manos sedientas de venganza y furia habían cometido el desgarrador silencio de castigar lo insano, de eliminar aquello que frustraba mi alma, presionándola de tal manera que me había absorbido la poca luz que me sustentaba. Desesperado en un taxi camino a mi destino, hostigaba mi corazón para...