Luz dorada que me llama
Desperté sobrecogida cuando los primeros rayos del sol incendiaron la pared blanca de un fulgor dorado que me llamaba insistentemente al recuerdo. Basta a veces un solo rayo de luz para que uno se vea proyectado hacia lo profundo, hacia el centro donde mora la quietud fértil; para apercibir, como primera fase de inmersión, una...